patatas peladas

viernes, 31 de diciembre de 2010 by elena sol

me hablas de enterrarte,
te contesto que creo
más eficaz y certero
amputar la emoción,
curar la herida bajo montículos de patatas
peladas,
yo que nunca cocino

aprenderé en tu honor,
o mejor
para nuestro funeral

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destino La Trinidad

by elena sol

en la mañana me regalan
un puñado
de pensamientos
de vísperas de año nuevo,
a la tarde
una imagen
del cuarto de las almendras,
ya en el tranvía
destino La Trinidad:
-vente a la comida-
-¿y si me da por llorar?-
-lloro contigo, faltaría más-

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si me necesitas, llámame

by elena sol

-Me escribirás, ¿verdad?- le dije. Ni por un momento pensé que nos ocurriría esto a nosotros. Después de tantos años. Ni soñarlo. A nosotros, no.
-Te escribiré- dijo ella. Cartas muy largas. Las más largas que hayas recibido jamás después de las que te mandaba en el instituto.
-Estaré impaciente por recibirlas-
Luego me miró otra vez y me pasó la mano por la cara. Me dio la espalda y se dirigió al avión que la esperaba en la pista.
Adiós, amada mía, que Dios sea contigo.
Subió al avión y me quedé hasta que los motores a reacción se pusieron en marcha. Al cabo de un momento, el avión empezó a rodar por la pista. Despegó sobre la Bahía de Humboldt y pronto de convirtió en un punto en el cielo.
Volví a casa, dejé el coche en el camino de entrada y miré las huellas de los cascos de los caballos. Había marcas profundas en el césped, y calvas, y montones de estiércol. Entré luego en la casa y, sin quitarme siquiera el abrigo, fui al teléfono y marqué el número de Susan.

Si me necesitas, llámame, Raymond Carver

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instantánea navideña

jueves, 23 de diciembre de 2010 by elena sol

Oculta en la calle oscura, preparo el trípode y espero: es esta la fotografía que quería tomar.

Están sentados en la acera, ella se abraza las rodillas porque siente frío por dentro, mientras mira sin ver la luna llena desenfocada por la humedad de la noche; él, con las piernas estiradas, observa más bien algún punto del asfalto. Pierdo la cuenta de los cigarros que no termina.
Están hablando, incluso ríen a ratos, pero por las posturas de sus cuerpos y las miradas concentradas sé que puedo respirar ese algo indefinible que estaba buscando y que está ocurriendo, ahora mismo, delante de mi cámara.
No consigo oírles, pero diría que ella escucha confusa, porque cuando él, sin pestañear, los ojos bien abiertos, parece decirle que no siente absolutamente nada, por su rostro veo que sabe que él es sincero pero no deja de sentir que eso no puede ser así.
El me fascina, enciende el mechero una y otra vez  -tal vez tenga que hacer más de una toma para captar su resplandor interno e intenso-  mientras le habla sorprendentemente tranquilo.
Es desconcertante, por cómo se mueven sus manos y los gestos de sus caras, diría que se acaban de conocer; sin embargo, un no sé qué extraño en la escena me indica que esto no es un comienzo, o que puede que se conozcan demasiado bien aunque ambos parezcan querer ignorarlo.
No sé muy bien cuál de los dos mira con más compasión, comprensión o nostalgia al otro.
Por detrás de ellos se escabulle un gato, pero ellos no lo advierten, casi parece que floten sobre el bordillo y llevan allí ya más de una hora.

Voy a intentar acercarme un poco más, no creo que me vean.

Se levantan al fin, y se despiden como si acabasen de tomarse ese café que nunca se llegaron a beber juntos.
El sube a su coche y el cristal me impide ya del todo fotografiar sus sentimientos mientras se aleja.
Ella baja la ventanilla del suyo, y consigo una imagen buena: está sonriendo y pensando en voz alta.
Piensa en su asombrosa capacidad para ignorar la tristeza y preferir la doliente belleza de haber podido llegar el uno hasta el otro por dentro, aún en el rechazo.
También piensa en la felicidad que le produce sentirse conmovida por este hombre poco claro y que sin embargo a ella le parece tan hermosamente transparente en sus sombras.
Luego se marcha con la música tal vez demasiado alta.

Yo me quedo un momento sentada donde ellos estuvieron, contemplando la misma luna húmeda. Luego recojo mis bártulos, reviso rápidamente el material y me marcho preparando mentalmente mi próxima instantánea.

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el muro

lunes, 20 de diciembre de 2010 by elena sol

"La sensación de una soledad absoluta, irremediable, me hunde. Los cuerpos humanos son para mí un muro que no me deja ver su alma. ¡Cómo odio ese muro!."

Marina Tsvetáieva, a los dieciocho años

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conversación bajo el edredón VI

by elena sol

-No me explico cómo es posible que te sienta tan cercano en mi mente y tan lejos cuando te tengo enfrente...-
-¿Crees que es así?, ¿cuál es para tí la realidad?-
-Bueno, tal vez siento más verdadero lo que ocurre dentro, aunque sea mil veces más solitario y ahora mismo sólo tenga ganas de llorar...- esta vez no reí.
-...te diría que me abrazases fuerte bajo tu edredón... pero ya sabes... que no soy real.-dijiste.

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beautiful day II

sábado, 18 de diciembre de 2010 by elena sol

mira el mundo de verde y azul
mira china justo delante de tí
mira los cañones rotos por las nubes
mira los barcos atuneros limpiando el mar
mira los fuegos de los beduinos por la noche
mira los campos petrolíferos a la luz del amanecer
y mira el pájaro con una hoja en su boca
después de la marea todos los colores surgen

era un bonito día
no dejes que se vaya
bonito día

tócame
llévame a ese otro sitio
alcánzame
sé que no soy un caso desesperado

lo que no tienes no lo necesitas ahora
lo que no sabes lo puedes sentir de alguna forma
lo que no tienes no lo necesitas ahora
no lo necesitas ahora

era un bonito día
 
Beautiful day, U2

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desnúdame

viernes, 17 de diciembre de 2010 by elena sol

con alguna canción
tal vez de U2
quizás esta

a un volumen que raye lo insoportable

para no oír tus/mis pensamientos
escuchar conmovidos
el roce de
tus-pes-ta-ñas
contra mi cuerpo

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beautiful day

by elena sol

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lumière and company

martes, 14 de diciembre de 2010 by elena sol

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paisaje nevado

domingo, 12 de diciembre de 2010 by elena sol

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algunas mañanas ciertas noches

sábado, 11 de diciembre de 2010 by elena sol

algunas mañanas
ciertas noches
de tan denso el deseo
vuelve sólido pesado tu cuerpo sobre el mío
luego líquido
mientras me abrazas con tanta rabia que apenas puedo respirar
y te entregas después

a tu estado
habitual

   de        evaporación

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a tu salud

viernes, 10 de diciembre de 2010 by elena sol

reconfortante meridiana claridad
entrever desde ayer
la única lógica
alternativa:

mientras tú piensas,
ocupo tu puesto en el palacio,
luego sentir,
bebiéndome tu gintonic

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revelaciones en el coche

jueves, 9 de diciembre de 2010 by elena sol

qué me mueves
para querer contarte
que acabo de caer en la cuenta
de cuál es la razón,
el miedo jamás dejó correr
mi corazón,
la razón de este desierto:
jamás lo abrí

y ahora te hablo a tí aquí sentada
en el suelo la cabeza apoyada
en el otro lado
del muro
de tu habitación

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conversación bajo el edredón V

by elena sol

-No sé cómo lo haces, tropezar conmigo a esa distancia,- reí -aún me duele la frente-
-Bueno, tú me besaste hoy en la oreja, cuando pasaste por detrás de mi silla- dijiste
-Pensé que no me habías visto-
-Y no te ví, pero lo leí en el pausado paso de tus tacones-
-Hablando de tacones, quítamelos, que estoy muerta... o mejor, pónmelos de nuevo-

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apuntes para tristezas varias

lunes, 6 de diciembre de 2010 by elena sol

de ser madre que aborrece parques, circos
y el zoo,
de los hilos necesarios para remendarme
estas nostalgias,
de que la loca
del muelle de San Blas aún me haga llorar,
de familias, mías, tuyas, suyas,
que recorren tratamientos de hospital,
de que no varíe ni una letra          la distancia
      justa
entre tú  /y/  yo,
mientras, Silvana agotada dormida en el coche
sueña con jirafas y un lemur azul

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la ventana

domingo, 5 de diciembre de 2010 by elena sol

si estás / al otro lado

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y esta noche

sábado, 4 de diciembre de 2010 by elena sol

y esta noche
te haré el amor          como siempre
con mis labios en tus sienes
aunque no lo quieras

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invocación III

by elena sol

No, no sabemos despedirnos.
Hombro con hombro, seguimos caminando.
Ya empieza a caer la noche.
Yo, silenciosa; tú, pensativo.

Entramos en la iglesia, vemos
bodas, funerales, bautizos.
Sin mirarnos, salimos: ¿por qué
somos tan distintos de los otros?

O nos sentamos sobre la nieve pisada,
en el cementerio, y suspiramos dulcemente.
Con un palito dibujas palacios
donde estaremos juntos siempre.

Anna Ajmátova

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invocación II

by elena sol

No el estrépito de una carroza,
sólo dos miradas que se han cruzado.

No la Babilonia destruida:
sólo dos almas frente a frente.

No un ciclón en el Pacífico,
sólo flechas de los escitas.

Marina Tsvetáieva

echarte de menos

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guión de la cita número 17

viernes, 3 de diciembre de 2010 by elena sol

darte el guión por escrito
de nuestra cita número
17 y alterarme
cuando lo sigas hasta la última ropa
o le añadas pequeños lugares salados
o te niegues o inventes
tu mano
sobre mis ojos cerrados
vendados

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conversación bajo el edredón IV

jueves, 2 de diciembre de 2010 by elena sol

-¿Y cómo dices que es un escalofrío caliente?-
- Es lo que viste,- reí - simplemente me atravesó en vertical cuando miraste un poco más allá-
- Pues sí que eres sensible, no sé si lo llego a entender- dijiste
- Mira, ¿ves?, aquí tengo la marca, ...oye, ¿por qué no apagas ya la luz y terminas de contarme el cuento de ayer?-

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bella tristeza negra sin gesto

miércoles, 1 de diciembre de 2010 by elena sol

lo sé que nadie es imprescindible que destino es la palabra tras la que se esconde voluntad y no hay manera de escucharte sentirte hablarte he tardado en comprender que la tuya es al menos tan fuerte como la mía y cada uno de mis pasos en círculos sin dirección te hace mirar más y más opaco he tardado en comprender que la tuya de no dejarme entrar es al menos tan fuerte como la mía de ya que no me dejas hacer nada más escribirte hasta el día que llegará en que me de cuenta de que la tuya de no comunicarte conmigo no es más fuerte que la mía de mirarte pero sí más fuerte aún más fuerte más la mía de no enterrarme no en esta

bella tristeza negra sin gesto

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